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Mientras que el programa estadounidense de almuerzos escolares comenzó hace casi doscientos años, tradicionalmente, solo proporcionaba alimentos gratuitos a los alumnos y las familias que vivían en la pobreza. Esto sucedió hasta 2020: durante la pandemia, por primera vez, todos los alumnos, sin importar sus niveles de ingresos, recibieron almuerzos gratuitos. Estos son algunos de los beneficios, tanto esperados como inesperados, que tuvieron los distritos de todo el país al implementar las comidas gratuitas para todos: 

 

  1. Mayores logros para los alumnos. Estudios recientes han demostrado que, durante la pandemia, proporcionar comidas gratuitas universales brindó un mejor nivel de asistencia a la escuela, un mejor rendimiento académico, menor inseguridad alimentaria y un mejor estado nutricional para los alumnos que participaron. Los educadores también informaron que notaron que sus alumnos estaban más felices, más saludables y más listos para aprender cuando podían acceder a una comida nutritiva gratuita. 
  2. Mejor acceso a alimentos para todas las familias que lo necesitan. Según Learning for Justice, en 2018, aproximadamente 2,7 millones de niños estadounidenses sufrieron inseguridad alimentaria, y este número aumentó durante la pandemia. El articulo informa que el nivel de ingresos de las familias que calificaban para recibir el almuerzo gratuito era demasiado bajo, lo que significa que muchas familias que tienen dificultades en realidad ganan demasiado como para calificar para recibir el servicio, a pesar de que sus ingresos no llegan a cubrir sus gastos. Durante la pandemia, los niños que tradicionalmente no contaban con recursos finalmente accedieron a los recursos que necesitaban, lo que significó una gran diferencia en sus resultados sociales y académicos.    
  3. El final de la “humillación por el almuerzo”. A pesar de las recientes leyes que prohíben la humillación por el almuerzo (o la humillación pública de los alumnos y las familias que les deben dinero a las escuelas por los almuerzos) antes de la pandemia, ya en 2020, la práctica continuaba. Por ejemplo, en Nueva Jersey, los alumnos pueden ser expulsados de las actividades extracurriculares si no han pagado las tarifas del almuerzo, y en Pennsylvania, un distrito recientemente amenazó a las familias con deudas no saldadas con la posibilidad de ubicar a sus hijos en cuidado de acogida. Durante la pandemia, la eliminación de la necesidad de pagar el almuerzo hizo que se eliminaran las deudas. A su vez, esto eliminó la humillación, creando un entorno mucho más acogedor (y mucho menos estresante) para los alumnos y las familias.  
  4. Derribar las barreras sociales. Cuando la deuda escolar por el almuerzo era un problema, los alumnos sabían claramente quién podía y quién no podía pagar su comida. Una vez que la deuda se volvió irrelevante, las diferencias de clases fueron menos obvias, y los alumnos que normalmente no comían juntos comenzaron a hacerse amigos. Estos comedores mucho más integrados tuvieron un efecto positivo en todo el clima escolar.  
  5. Los trabajadores de los comedores Según EdWeek, la deuda escolar por los almuerzos solía causar escasez de presupuesto, que dejaban a los trabajadores de los comedores sin los materiales ni los recursos que necesitaban para cocinar comidas saludables. Las comidas gratuitas universales, y los dólares federales que las acompañaban, les proporcionaban a los trabajadores la fuente de financiación constante necesaria para planificar comidas de calidad, nutritivas y deliciosas para todos los alumnos, sin tener que preocuparse por las limitaciones de presupuesto.   
  6. Financiar los trabajos locales. Según Chalkbeat, en Colorado, los legisladores están intentando ampliar el programa de comidas gratuitas universales, en parte porque un aumento en el financiamiento podría beneficiar a la economía local. Específicamente, permitiría que Colorado adquiera más productos agrícolas y que aumente los salarios de los trabajadores de los comedores. Los legisladores también estimaron que las familias de Colorado ahorrarían $78 millones en gastos de alimentos, lo que les daría la posibilidad de gastar ese dinero en otros costos que mejorarían la calidad de vida de sus familias. Si este modelo continúa, los estados de todo el país no solo podrían usar el dinero para mejorar la calidad de vida de los alumnos, sino que también podrían invertirlo en las economías locales.